Probemos el Cross-posting :O

Encanto versus conveniencia

La arquitectura europea tiene sus problemas pero es el atractivo que no pudimos cuidar en Latinoamérica.

Después de más de 22 mil kilómetros, enfermarme dos veces (una en Francia y otra al volver a Panamá), he vuelto. Bastante inspirado dicho sea de paso y ya con los ojos puestos en los futuros viajes: Boquete (Panamá), República Dominicana, Perú, Italia de nuevo y Argentina. Pero luego hablaremos de eso, les iré contando otras historias y detalles del viaje a Europa en las próximas ediciones. Por ahora quiero concentrarme en algo que noté muchísimo nada más bajarme del RER desde Charles de Gaule en el centro de París: la arquitectura es hermosa. Y más que hermosa, es histórica.

París en uno de los pocos días soleados que me tocó.

Caminar por las mismas calles en las que tantas invasiones ocurrieron, el mismo suelo donde Napoleón o Maria Antonieta gobernaron. El nivel de detalle en los monumentos, las calles sin tendido eléctrico colgando, las ciclovías y las espaciosas aceras…

Cosas tan cercanas y realizables y otras que hemos perdido por el camino.

Historia a un precio

Una de las razones por las que hay tantísimo que ver en Europa, es por el nivel de protección arquitectónico y cultural. No solo es un tema de presupuestos, que poco no es, pero principalmente porque también es una inversión a largo plazo. Todo eso lo sientes cuando vas a una ciudad como París, donde los precios de las cosas suelen ser más elevados que en otras ciudades de Francia o fuera de ella. Y si, tiene que ver con la inflación o los impuestos, pero también porque hay más demanda y compites con muchísima gente por ver, comer y dormir en los mismos lugares. 

Galería Lafayette, en París. Pasé mucho aquí y no compré nada.

Aun así, al ser ciudades tan viejas, empiezas a verle las costuras porque muchos de estos lugares no tienen opción. Desde un punto de vista económico y turístico, es imposible ver a Florencia, por ejemplo, modernizarse. Perdería su encanto, la razón por la que la gente visita la cuna del renacimiento italiano, al convertirla en una ciudad para los automóviles, con aceras pequeñas y gente dejando su vehículo frente al Duomo para tomarse un selfie.

Si, muchos de esos lugares tienen siglos de estar en pie, se han tratado sus estructuras y han sobrevivido a guerras, terremotos e inundaciones. Por religión, cultura o negocio, pero ahí siguen. Lo cual tiene otra consecuencia.

El miedo de perderse


En el viejo continente, hay un miedo enorme a lo nuevo, por lo menos a lo diferente. Pero al igual que otras culturas como la japonesa, ese proteccionismo que es parte de lo que los hace únicos, también los está llevando a una espiral de problemas. 

En Panamá, con la gran cantidad de edificios, suelen llamar quienes no viven por aquí, "el Miami centroamericano". Como si por alguna razón eso fuese un halago. Sí, hay muchos edificios, algunos en muy mal estado debido a la humedad y falta de mantemiento. Cuando visitas Panamá Viejo, con sus ruinas e las historias de piratas, añoras que la mitad de eso se hubiera salvado.

O en mi propio país, como lo es Guayabo, una zona indigena con esferas de piedra perfectamente hechas, acueductos de piedra comparables a los de la época romana en medio de la selva o diseño arquitéctonico tomando en cuenta la ubicación del volcán Turrialba, donde nunca caía ceniza sobre sus tierras. 

Ir a Europa es maravillarte no solo porque son países con estilos de vida superiores a los que tenemos en América Latina, sino que entiendes la importancia de la conservación del patrimonio histórico. No solo por temas turísticos, insisto. Es identidad. 

Florencia está con muchos trabajos de mantenimiento y restauración este año.

La identidad no siempre es conveniente, y la historia puede ser incómoda. Como en Italia (y otros países de la zona), donde construir un edificio nuevo tiene un proceso burocrático increíblemente lento. Mi equipo favorito, el AC Milan, no ha podido construir un estadio nuevo y propio, porque nadie quiere dejar a los equipos hacer eso. Su estadio tiene más de cien años. Hay muchos estadios que siguen sin remodelarse desde el Mundial de 1990. ¿La razón? Pueden arruinar la escenografía de la ciudad, tal y como ha pasado con Bruselas, Bélgica.

Perdonen la imagen de stock pero así se ve una ciudad europea como Bruselas hoy en día.


El caso de algunas ciudades de Bélgica es que se permitió la construcción de rascacielos, lo que es algo práctico en temas modernos, pero ha cambiado la estética de clásica ciudad europea por una más americana o del sudeste asiático. Trata de imaginar cómo luciría París o Roma con rascacielos o carreteras atravesándola. Simplemente no sería lo mismo.

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París si fuera diseñado por americanos.


¿Ya es muy tarde para Latam?


No, aunque me cueste decir eso cuando en la capital de mi país se pierden todos los años edificaciones con tanta historia, solo para construir un parqueo. Un maldito parqueo.

Lo que me mantiene con esperanza es que algún día nos demos cuenta que la historia que añoramos visitar en Europa, la hacemos y protegemos nosotros también en nuestros países. Es difícil no sucumbir ante la comodidad de lo nuevo, pero sin volver al pasado, puedes terminar repitiendo lo que decides ignorar. Y esos monumentos, por más majestuosos que se vean, son recordatorios que muchos derechos, progresos y comodidades de hoy en día, deben ser protegidos siempre. No de vez en cuando. No cuando haya tiempo. 

Siempre.


Una vez más, gracias por leerme, “hasta dentro de quince días”, Mal Turista.

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Mi amor por los trenes (parte I)

Veamos por qué es mi forma favorita de viajar.

Cuando era niño, Costa Rica ya había desmantelado el ferrocarril. Escuchaba historias de los viajes que hacían mis padres a Puntarenas o cómo traían carga del Valle Central hacia las costas, exportando café o banano. Incluso hoy, que ya está habilitado nuevamente el tren entre las principales ciudades del Gran Área Metropolitana, algunos de sus cientos de kilómetros de vía férrea abandonada, son historia pura.

Historia a la que no pertenecí. Nunca me he montado en un tren en mi país, ni siquiera al que llega a la ciudad de mis padres. Mi primer tren fue en el metro de Ciudad de Panamá en 2018, un sueño que en Costa Rica vemos tan lejano. La negligencia, corrupción y nuestra propia falta de determinación, hace que no solo hayamos perdido por años un medio de transporte tan importante, sino que ahora estemos rogando por miserias. Mi querido país pasó de planear un aeropuerto moderno en Orotina (cerca de las playas y zonas turísticas), conectado con un tren de alta velocidad hacia las ciudades del Valle, a un pequeño tren interurbano solo dentro de la capital.

Pero esta edición de Mal Turista no es para hablarte de lo necesario que son o mis quejas del gobierno de turno con este tema, sino por qué son para mí, un medio de transporte de ensueño, uno que no solo me transporta a lugares, también a historias.

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Minimalismo en forma de viaje

Quitemos del medio algo primero. Existen varios tipos de trenes, algunos más cómodos que otros eso es claro. Y dependiendo de su propósito, las historias cambian. Por ejemplo, en un metro debes no sólo debes estar más atento a tus alrededores. Es más difícil disfrutar el paseo, no solo porque suelen estar llenos de personas, la mayoría yendo o viniendo hacia sus hogares o trabajos. Son personas que aprecian el silencio en alerta. Si has viajado en uno sabes a lo que me refiero. El metro además suele ser subterráneo por lo que tu atención se concentra en casi todo el viaje en lo que sucede dentro del mismo. Personas. Miradas y murmullos.

El tranvía es diferente. Si eres turista, es muy divertido. Un escaparate de la ciudad, con ventanales grandes y poca gente dentro, puedes centrar tu atención afuera. Cafeterías que no visitaste, peatones esperando cruzar avenidas repletas de vehículos y sitios de interés que ni habías contemplado en tus planes. Caminar la ciudad siempre es mejor, pero si tienes poco tiempo, es recomendable si hay disponible uno.

Finalmente, mi preferido y el que, paradójicamente, nunca he usado, por lo menos no hasta dentro de quince días: el tren. Si bien mi plan original era utilizar el bellísimo tren de alta velocidad de Fecciarossa, saliendo de Gare du Nord hacia Milano Centrale, no pudo ser. Mi ilusión era no tener que lidiar con un aeropuerto más y los riesgos que eso conlleva, Europa es un desastre por el nvel de cancelación de vuelos después de la pandemia. Este tren te lleva de París a Milan en 7 horas, en primera clase, WIFI, comida ilimitada. Y algo que me encanta, antes de salir de Francia, en la última estación, se baja el personal francés para que suba el italiano. En ese cambio, la comida disponible también varía, pasa a ser comida italiana el resto del viaje. Puedes ver los Alpes de fondo mientras estiras las piernas por 10 minutos en esa estación y cruzas por debajo kilómetros de montañas hacia Turín, en el norte de Italia.

En uno así viajaré.

¿Ya vas entendiendo a lo que me refiero no? Aunque lastimosamente no podrá ser en este viaje que haré, definitivamente sucederá en el futuro. Por ahora, el que sí tomaré, es un tren de alta velocidad de Frecciarossa de la estación Santa María Novella (nombrada así por la iglesia que queda justo al frente en Florencia), hacia Bologna Centrale. Un trayecto de poco más de 35 minutos. Y a la vuelta, en uno más lento de Intercity, que dura una hora y quince minutos. 

Todo ese tiempo lo disfrutaré como un enano. Rivalizando con la comida claro. Los trenes de este estilo tienen la ventaja que te permiten ver paisajes bellísimos, las estaciones son mucho más relajadas que los aeropuertos y en lugares como Europa, puedes recorrer todo un país en ellos. Es una forma de viajar muy minimalista y me encanta.

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Sueños sobre rieles

Volar me gusta mucho pero siento que no le quitará nunca ese puesto especial que tienen los trenes para mí. Muchos de mis planes y sueños no contemplan los aviones como parte de ellos, sino como medio para llegar a cumplirlos.

El tren pesado de AMTRAK, en el cual puedes dormir en tu cuarto privado, es mi principal razón para solicitar una visa de turista americana. Cruzar de Nueva York a Los Ángeles en 96 horas y volver, es la excusa ideal que tengo para escribir el boceto de mi antología de ciencia ficción. Solo yo y paisajes infinitos de montañas, desiertos y bosques norteamericanos.

Uno de los carros con vista panorámicas en los trenes de larga distancia de AMTRAK.

O el tren que sube de Niza en la bellísima Côte d'Azur, en la Riviera Mediterránea de Francia, hacia los Alpes marítimos. Llamado el Train des Merveilles (Tren de las Maravillas), su destino es un pequeño pueblo en el límite con Italia que funcionaba como conexión con Turín hace muchos años. Es considerada una de las obras ferroviarias más impresionantes por su nivel de dificultad para la época. 

Llegando a 1km de altura se ven estas vistas en el Tren de las Maravillas.

Y ni hablemos del espectacular tren de Tsugaru-Nakasato en el norte de la isla principal de Japón, hecho de madera con muchos años de servicio (la ruta tiene ya 92 años) conectando dos prefecturas. En invierno, utilizan carbón para calentar estufas que mantienen calientes los vagones y de paso cocinan calamares y otros alimentos que reparten entre los viajeros. Una de las estaciones por las qué pasa, es la del pueblo de Osamu Dazai, uno de los mejores escritores japoneses de todos los tiempos. Es imposible encontrar una ruta de tren con mejor carisma.

En primavera, el viejo tren hacia Nakasato pasa por debajo de cientos de cerezos.

Tengo muchos otros ejemplos de cosas que quiero hacer en las cuales los trenes son el sueño principal. Porque para los trenes puedo aplicar lo que dice mi autor favorito: viaje antes que destino. 

Para la próxima edición de la newsletter estaré en Florencia, así que trataré de programar el artículo. Pero antes de irme, cuéntame, ¿te gustan los trenes? ¿Cuáles has usado? ¿Cuál te gustaría utilizar? Deja un comentario.

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Por ahora seria todo, hasta dentro de quince días, Mal Turista.

Cuando me enamoré por Tumblr (y no aprendí la lección)

Hablemos por un momento de una de mis webs favoritas de toda la vida. Con una historia de amor no correspondido.

Estas líneas las escribo mitad en el turbulento avión saliendo de una tarde lluviosa de Bogotá, y la otra mitad, ya en mi hotel de noche mirando el cielo completamente negro de las calles llenas de música de Santa Marta. Así que disculparán la tardanza. No me arrepiento para nada.


¿Cuál es tu primer recuerdo en internet? ¿Cuando abriste tu primer correo de Hotmail? Oh, el mío era locoporplay@hotmail.com. Dios. Qué vergüenza. ¿O tal vez cuando existía MSN Messenger? O a lo mejor no estás en la vejez como yo y empezaste conn alguna de esas redes sociales para jóvenes como BeReal o TikTok

Sin importar cuál haya sido tu primera experiencia en la red, todas ellas tienen un común denominador, algo que es inexorable e inembargable: ninguna de los sitios, sean apps o webs donde comenzaste, son para siempre. Aunque cambien, aunque muten, aunque desaparezca y renazcan con otro nombre.

Y hoy te voy a contar la historia de una de esas plataformas en las que sin querer, llegué a “enamorarme” de una chica. Una historia de amor no correspondido en una red de microblogging que hoy intenta renacer de sus cenizas.

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Donde Blackberry era rey, Tumblr era príncipe.

Uno tiene la noción de que Venezuela es, erróneamente, la Haiti de Suramérica. Pero al igual que sucedió con Argentina en el siglo pasado, pueblos prósperos cambian por una serie de malas decisiones, cada una peor que la anterior. Como me dijo el chofer que me trae camino al aeropuerto El Dorado: “yo viví en Chile con mi esposa porque alcanzaba la plata, hasta que dejó de hacerlo y nos devolvimos aquí.” Hasta que la plata alcance, no hay cambios.

En pleno auge de la red, la mensajería instantánea estaba en su adolescencia. Blackberry era el rey entre los jóvenes venezolanos (y en muchas otras partes del sur del continente) y su Messenger, donde la gente compartía un pin para identificarse, era chévere. Por ese entonces, ya cuando el iPhone estaba empezando a hacer su aparición, una joven red social empezó a calar entre algunos venezolanos como forma de expresión.

No era tan tiesa como Facebook pero tampoco el desastre que había sido Hi5. Si la recuerdas es que eres alguien mayor ya también. Tumblr fue fundado por David Karp en 2007. Sigue siendo, más de 15 años después, uno de los sitios donde muchos buscan expresarse sin miedos. Una red social de pequeños blogs donde reblogueabas y subías lo que quisieras.

Y ahí conocí a una chica de la que no recuerdo el nombre. Clásico Josué. Lo que recuerdo eso sí, es que era de una zona llamada Merida, en Venezuela. Era delgada, morena, se alisaba el cabello que naturalmente sería ondulado. Era insegura sobre sí misma y tendría por entonces 19 años, igual que yo.  Empecé a rebloguear algunas de sus publicaciones, y le daba like a sus fotos cuando se atrevía a subir alguna. 

Yo para ese entonces nunca había tenido novia. Me costaba horrores hablarle a una chica sin que me diera tanta vergüenza que al final me terminaba callando. Si sentía atracción física por esa persona era aun peor. Poco sabía yo que justamente las cosas que me daban más pena de mi mismo, iban a ser las que le iban a resultar más atractivas a las parejas que iba a tener en el futuro. 

Pero en internet demostrar que eres alguien interesante o simplemente, todo eso que tu madre siempre dijo de ti como una verdad absoluta, es más fácil de decir que hacer. Mi blog, o perfil como quieras llamarlo,  no era nada especial, solo reflejaba mi sentido del humor. De hecho puedes visitarlo todavía, no he vuelto a utilizarlo porque no tengo acceso del todo. Pero en pleno 2023, puedes volver al pasado y ver cómo lucía con 23 años, cuando lo dejé. 

La imagen que damos no es la que somos. 

Volviendo a la chica, empezamos a interactuar por mensajería de la plataforma. Algo tosca, pero funcionaba lo suficiente como para que empezáramos a intercambiar detalles básicos de nuestras vidas. Me contó sobre su ausencia de novio, su frustración sobre no saber que estudiar ni que hacer con su futuro y que Merida se estaba quedando pequeño, pensando en buscar oportunidades de trabajo en Maracaibo o en Caracas, donde varios de sus compañeros de colegio ya se habían ido.

Como suele suceder, y si alguna vez has conocido a alguien por la red, pasó lo que tenía que pasar: comencé a idealizar mucho a esta chica. Yo, un romántico, no podía evitarlo. Incluso pensé en un futuro ir a visitar su país. Idea bastante ridícula para alguien tan joven, estudiando y sin trabajo formal en esa época. Ni siquiera tenía pasaporte. De solo pensar en la cara que habrían puesto mis viejos al saber que haría semejante tontería, ya estaría sacando mis cosas de la maleta.

Y nada de eso era culpa de la chica en cuestión. Ella siguió con su vida, sus dramas y a los meses dejó de usar su blog. Eso me entristeció, porque aunque no le envié más mensajes, sus posteos simplemente dejaron de aparecer. Así como había llegado, se había ido.

Fue una lección que no aprendí del todo en esa época. Porque años después, conocí a alguien más pero en una app para aprender idiomas, en conversaciones con gente real. La idea era buena, pero rápidamente terminó convirtiéndose en una app de citas. Tandem, es esa app. Historia corta, conocí a una mujer muy simpática de Brasil. Y me pasó lo mismo que con la chica de Tumblr.

La forma en la que nos damos a conocer en redes sociales, son solo ventanas que dejamos abiertas para que la gente que pasa al frente vea hacia dentro. Como las casas adobadas, bellamente pintadas que encuentro en las calles de Santa Marta. Son fachadas con las que solo puedes especular. 

Tumblr era una extensión de lo que muchos eran, no una impresión de lo que querías ser (Instagram), lo que le dices a otros que eres (LinkedIn), o lo peor que puedes ser (Twitter). A través de lo que te gusta, de compartirlo, es una de las formas más sinceras de conocer a alguien. Donde nadie sabe tu apellido ni tu pasado, ni le interesa. Donde puedes solo expresarte sin importar si alguien lo verá o no. Es tu casita, pintada a tu gusto, donde puede que pase gente al frente, gente que no te conoce pero que al ver lo que hay, ventanas adentro, simpatiza contigo.

Y por eso me enamoré aquella vez.


Mal Turista, ¿cómo has conocido a las personas que eventualmente fueron tus parejas? Varias de mis experiencias amorosas comenzaron en un app, pero siempre siento curiosidad cuando alguien conoce gente fácilmente en los lugares menos obvios, fuera de la red.

Por ahora, yo iré a tomarme algo frío porque el calor ya comienza a aparecer y tengo muchas historias que escuchar en este viaje. Gracias por leerme una vez más y nos vemos hasta dentro de 15 días, Mal Turista

A través del portal

Un universo que no conocía y como cambió mi forma de usar internet.

Natasha acercó el cetro al campo de fuerza alrededor del dispositivo. Se resistió, pero logró penetrarlo y abrió comunicación, sintiendo alivio por fin.
-Puedo cerrarlo. ¿Alguien me escucha? ¡Puedo cerrar el portal!
El Cap escuchó. Volteó al cielo y miró en enorme agujero de donde el ejército enemigo había salido.
-¡Hazlo!-Gritó.
-Espera.-Interrumpió una voz.
Tony se dirigía a toda velocidad hacia el punto que marcaba el radar. Su objetivo se acercaba a una velocidad endiablada.
-Una bomba nuclear viene en camino y explotará en menos de un minuto. -Dijo mientras cambió de dirección al pasar el misil balístico sobre él. -Tengo el lugar justo dónde ponerlo.



Esta escena de Avengers, la película que inició toda la locura cinematográfica de Marvel desde 2012, me llamó mucho la atención hace unos días cuando volví a verla. En el mundo real, hay alguien del que todos hemos oído hablar, que ama que lo comparen con Tony Stark: Elon Musk.

No seré yo quien te diga que pensar de él, porque estoy seguro de que alguna opinión tendrás de tan particular personaje. Yo pienso que es un tipo con suerte, más que alguien inteligente. De hecho, me ha quitado él solito el velo que tenía (y mucho teníamos) que alguien con dinero debía serlo porque era un crack. Todo en cuestión de unos meses al mando de Twitter, la red social que compró por capricho personal y que ahora provoca que pierda tanto dinero al día que es hasta divertido.

La gente que me conoce a nivel personal sabe que mi relación con las redes sociales, o como le llamaré a partir de ahora, Big Social, es complicada. Facebook, Instagram y Twitter eran parte de mi vida diaria durante casi 15 años. Vi sus cambios, sus adquisiciones y sus mutaciones. Se convirtieron en cosas tan horrendas, reflejo de la otra moneda que usualmente no vemos. Pasamos de escribir posteos, subir memes, fotos de recuerdos y subir videos para que amigos, colegas y familiares estuvieran en contacto con nosotros, a hacerlo para alimentar un algoritmo que nunca se sacia. Una bestia digna del mismo Lovecraft que nunca está satisfecha, cuyos caprichos cambian de forma antojadiza y que no duda en dejarte atrás a la mínima que no hagas exactamente lo que pide.

Las Big Social son reinos que hacen creer a quiénes están dentro que su cuatro paredes donde consumes contenido y ves anuncios sin parar, es Internet. Muchos sabemos que no, pero ¿cuánta gente mayor vive su día a día en Facebook solamente?, ¿cuántos no te escriben un mensaje o mucho menos te llamarían para saber cómo estás si no tienes Whatsapp? De hecho, ¿cuántos negocios dependen de Whatsapp para brindar un servicio al cliente del todo? ¿Cuántos de ustedes hacen una búsqueda en Tik Tok o Instagram antes de siquiera pensar en Google? ¿Has búscado un restaurante directamente en Instagram para ver su menú? 

Es curioso que lo que la misma Google nos hizo creer durante años, que la internet era lo que salía en sus resultados de búsqueda solamente, ahora lo vivimos con las Big Social también. En feudos, separados por edades y comportamientos.


El multiverso es real pero muy diferente.



Cuando Tony Stark soltó el misil, no fue porque lo dejara ir adrede. Los motores de su traje se apagaron, la llamada a Peper, su amada, nunca conectó. Jarvis perdió conexión y su traje entró en modo letargo. La gravedad de la Tierra hizo la suficiente fuerza para atraer de vuelta a Tony hacia el agujero, pero su vista estaba en la enorme nave frente a él. Tantos años pensando en formas de destruir a otros en su propia realidad, que ahora que se dio cuenta que había algo aun más grande que la suya, lo dejó perplejo. Insignificante.




Mi último Tweet fue el 20 de enero de 2023. Me uní a la red social del pajarito azul en mayo de 2009. Facebook eliminada hace tiempo, Instagram desde 2021. LinkedIn es la próxima en caer para mí. Pero me enfocaré en Twitter, que es la que más me dolió. Porque tenía algo especial, y era poder estar "cerca" de gente interesante y al tanto de las noticias de temas que amaba. Hasta que Elon decidió que todo el mundo tenía que pasar la misma mala experiencia que él está pasando. Porque perder dinero a raudales es un sufrimiento compartido, pero las ganancias no. Capitalismo de manual.

Como era la red antes, y luego que llegaran las Big Social arruinarlo todo.

Así que este año decidió banear las apps de terceros de Twitter que nos permitían a tantos power users, disfrutar de una mejor experiencia. Sin anuncios, sin algoritmo ni cambios antojadizos. ¿Pudo haber pedido que las apps integraran todo eso en lugar de banearlas? Claro que sí, pero como ahora su empresa tiene menos empleados que en la que yo trabajo, no paga alquiler desde hace meses, no pagan sus facturas de Jira/Slack... creo que es mucho pedir que haga algo que no sea alterar el algoritmo para que todos vean sus tweets. 

De forma abrupta, las apps que ayudaron a moldear Twitter como Tweetbot o Twitterific murieron de repente. Sin aviso ni consideración por unos desarrolladores que inventaron la palabra tweet o el pajarito azul. Eso fue la gota que derramó el vaso para mí y decidí abandonar también. ¿Pero a dónde? Vi que muchos se fueron a Hive Social, una app que era como Instagram/Twitter pero que la estaba haciendo un chico solo. Muy sospechoso por sus problemas de privacidad. Y ahí fue cuando descubrí que había algo más.

Elon decidió banear las cuentas de Mastodon y otros competidores en su red social. No conocía para nada esta red social y gracias a él la descubrí. Supongo que, ¿gracias Elon? Seguramente es la primera vez que escuchas sobre Mastodon o lo has hecho antes pero no sabes de que trata. Déjame explicarte algo primero, porque ser un Mal Turista también es perderse en la red y yo me sentí caminando perdido por las calles de un multiverso, o mejor dicho, un Fediverso.



Imaginemos cosas chingonas.



¿Alguna vez has deseado seguir esa cuenta específica de Twitter pero no quieres tener una cuenta ahí? ¿o una de Instagram en Tik Tok? ¿o ver el contenido de tu youtuber favorito en otro lugar que te sea cómodo? Imagina que puedas darle follow a esa booktoker(¿así se dice? dios, estoy viejo) de Tik Tok desde Pinterest. Comentar una historia de Whatsapp desde Telegram, ¡imagina eso!

Imagina que eres creador de contenido. Publica tus videos, podcast o fotos en la plataforma que más te guste y la gente pueda seguir tu contenido sin necesidad de tener una cuenta en esa misma plataforma, sino desde la que ellos les plazca. Y que sean compatibles.

Imagina que siempre miras el contenido en el orden que quieras, sin algoritmo y sin publicidad. Donde tus datos no se venden para ganar dinero. Donde crearte una cuenta es gratuita, y si quieres irte, puedes llevarte tu información contigo a otra plataforma compatible. ¿Suena futurista o hasta utópico no?

Este posteo se hizo desde la cuenta de Mark, diseñador de interfaces de Tapbots, los creadores de Tweetbot y ahora de Ivory, un cliente de Mastodon para iOS y Mac. Lo sigo y puedo comentar/darle like en Pixelfed aunque su cuenta está en Mastodon. Y viceversa.

En realidad, existe, se llama el Fediverso, o universo federado para los mayores. Mastodon, que es la red social de microblogging donde tantos han migrado desde Twitter, es parte del Fediverso. En este universo, existen plataformas como Peertube (equivalente a YouTube), Bookwyvrn (como Goodreads), Friendica (similar a Facebook) y de mis favoritas, Pixelfed (Instagram sin toda la basura) o Tumblr, sí, ellos anunciaron que se unirán al Fediverso pronto. Todas ellas y otras muchas más, se conectan a través de un solo protocolo (hay más de uno pero es el más popular), que les permite hablarse entre ellas de manera transparente: ActivityPub. Este protocolo es importante porque es la base con la que el Fediverso es tan exitoso. Y es la razón por la que Meta ni Twitter ni Tik Tok nunca se unirán, porque ataca su mera existencia. Algo que hablaré en otra edición, porque da para más.

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Estamos entumidos, pero ya algunos despertamos.

Tal y como pasa en la película, Tony nunca volvió a ser el mismo después de lo ocurrido ese día. Su mera existencia al ver que hay algo más allá afuera nunca lo deja tranquilo. Para nosotros, como expectadores, es solo darnos cuenta de todo lo grande que viene. 

En la vida real, nuestro Tony Stark de Wish, está igual de asustado. Muchos de los que migramos sin mirar atrás, ahora sabemos que hay algo más allá que las Big Social, sus algoritmos y sus anuncios, se siente hasta primitivo y anticuado. Lejos del ego, sino desde el asco. Años de ordeñar nuestra información y manipularnos para enriquecerse. No más.

El portal sigue abierto Tony.

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Quería hacer esta "pequeña" introducción porque para mí es volver a 2009, donde internet eran blogs de WordPress o Blogspot, donde cada uno era dueño de su contenido y no sabíamos qué diablos hacíamos. Era divertido porque no todo tenía que monetizarse y ser una suscripción de pago. Y el círculo se está cerrando de nuevo. Lejos de las Big Social. Es un tema que me apasiona mucho y que compartiré varias veces más adelante. Por ahora, cuéntame, ¿has querido cerrar sus redes sociales? ¿cuáles? ¿por qué no lo has hecho? ¿Conocías el Fediverso y estas plataformas? Tengo curiosidad.

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Y hablando del Fediverso, tenemos nuestra cuenta oficial en Mastodon. Si te das una vuelta por ahí, sígueme. Por ahora, eso sería todo, hasta dentro de quince días, Mal Turista.







¿Volar mientras podamos?

Como los cambios en la aviación nos han hecho adaptarnos, pero ¿podremos con el que viene?

Para ser alguien que empezó a volar apenas a los 28 años, la aviación siempre ha sido un tema que me da miedo y fascinación a partes iguales. No tanto como las armas de fuego, eso sí que admiro de lejos. Otro día les hablaré de eso. Por ahora concentrémonos en la forma favorita de todos de incluir algo interesante en su personalidad: viajar volando. 

Hoy quiero hablarles de algo que me ha inquietado bastante desde que he comenzado a viajar, sobre el futuro de los viajes comerciales y porqué pueden llegar a cambiar como los conocemos. Pero antes, veamos los casos en los que ya los han obligado a cambiar como contexto.


¿Cómo era volar hace casi 100 años?

“La aviación comercial nunca será un éxito porque nadie hará tantos aeropuertos.” - Algún pringado hace 100 años.

La industria aeronáutica bebió de las innovaciones de la post-guerra, tanto de los avances generados por aliados y enemigos, en una carrera sin fin para asegurarse la superioridad aérea en el conflicto. Por eso, cuesta un poco dejar nuestra percepción de que los aviones han sido como han sido desde hace mucho tiempo, lo cual no es así.

Foto del Havillan DH 106 Comet en un aeropuerto
Un hermoso DH 106 Comet parqueado.

En la década de los años 50, Europa presentó al mundo lo vuelos comerciales con motores de jet. Los primeros de su generación, los maravillosos Havillan DH 106 Comet británicos, Tipolev Tu-104 ruso o el Sud Aviation SE 210 Caravelle francés. Aviones con motores de combustión interna que quemaban gasolina al pasar cantidades increíbles de aire presurizado (y estoy simplificando muchísimo el proceso), podían volar más lejos, rápido y más alto que los viejos aviones de hélices.

Lástima que toda esa ventaja competitiva se perdió en la década siguiente, porque a partir de entonces, la necesidad de vuelos comerciales trasatlánticos hizo que todos volaran aviones americanos. Boeing , Lockheed y McDonnell Douglas no solo estaban dando pasos agigantados gracias a su experiencia por la guerra, sino por su estrecha colaboración con la NASA para llevar al hombre a la luna. Mucha de la tecnología de las misiones Apollo vive en los vuelos que tomas todos en 2023. Para finales de los años 60, ya la mayoría de los aviones en construcción, el 80% eran americanos.

¿La respuesta de Europa? El proyecto Concorde, que sí recordarán, era la primera generación de aeronaves comerciales supersónicas. Prometían viajes de París a Nueva York en pocas horas. El problema era que los usuarios, sí tenían que escoger, irían por lo menos obvio en su época: volar más barato y no más rápido.

Cuando las aerolíneas se dieron cuenta que hacer que los viajes en avión fueran algo meramente aspiracional para la mayoría de los mortales, un placer que solo los ricos y famosos pudieran darse, era contraproducente por un mero tema capitalista: es un mercado horrendamente pequeño para lo costoso qué es.

Y no fue aquí cuando nació Wingo ni Spirit ni Southwest, lo que sí nació fue la siguiente generación de aeronaves más ligeras, eficientes y con más alcance que antes. Los precios de los boletos comenzaron a bajar. Se comenzó a democratizar los viajes. Los cielos se llenaron de vuelos y la demanda de destinos simplemente no paró de crecer. Hasta que todo cambió de nuevo.


Tres vuelos que nunca llegaron a su destino original.

Recuerdo estar sentado junto con mi hermano en una pequeña silla plástica. El teléfono de casa de mi amigo de la escuela comenzó a sonar. Su mamá levantó el teléfono sin quitar la vista del televisor. No recuerdo que dijo pero los tres niños seguíamos viendo las noticias como si de un programa de ficción se tratase. 

—Gemelos, su mamá dice que deben regresar a la casa, Marco los acompaña hasta la entrada.

—¿Por qué? ¿Qué pasó? —Preguntamos.

—Solo me dijo que fueran, no se preocupen, todo está bien.

La mamá de Marco Vinicio solo nos abrazó y le dirigió un gesto a su hijo para que se pusiera sus zapatos para acompañarnos a la entrada de nuestra urbanización. En el camino, Marco iba en silencio.

—¿Qué pasó con toda esa gente? -Preguntó José.

—Seguro ya no estaban ahí, los bomberos fijo llegaron. -Respondí yo.

—Los aviones que voy a ver con mi papá al aeropuerto no aterrizan en edificios… —Dijo al fin Marco deteniéndose.

Mi madre ya estaba en la entrada de la urbanización esperándonos con su delantal aún puesto y comenzó a llamarnos. Marco, nuestro amigo del barrio humilde nos miró aún asustado para despedirse. Salió corriendo a casa mientras yo volteaba a verle con la mano de mi mamá agarrada con la mía. Todo iba a estar bien.

Era bastante joven para entenderlo, pero las imágenes de edificios en llamas, gente tirándose de la parte superior por desesperación y los impactos, no solo cambió el mundo, sino la percepción de seguridad que teníamos. Crecí en un mundo donde los controles de seguridad y el miedo constante convirtieron en lo que era algo placentero o de trámite, en toda una paranoia. 

Ahora es algo que está tan intrínseco dentro de la cultura popular, que ya lo vemos como normal y fluimos con el resto. ¿Pero lo haremos con el siguiente gran cambio?  Creo que es más complejo de lo que parece.

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El clima nos va a mantener en el suelo… ¿o no?

Si tienes muchos más años que yo viajando de manera regular,  ojalá desde la década de los años 80, habrás notado que los viajes que realizas cada vez son menos tranquilos. Y no me refiero a que el vecino del asiento del lado pose su cabeza en tu hombro o que el espacio entre asientos sea más corto. Hablo de las turbulencias en cielos despejados.

Si nunca has volado, tal vez imagines que atravesar una nube debe sentirse como pasar a través de un algodón de azúcar. No, lo siento, es lo peor. Pero es algo con lo que lidias tranquilamente. Después de todo, siempre has estado convencido que la turbulencia es un proceso normal, especialmente en tormentas, al atravesar campos nubosos o pasar sobre cordilleras que empujan el aire hacia arriba. Además, posiblemente ya sepas que los aviones comerciales viajan a altitudes superiores donde hay menos turbulencia y que al estar construidos de materiales flexibles, es poco probable que se parta en dos, no importa que tan fuerte sea la sacudida.

Todo eso hacía mucho sentido con los aviones de hace 30-40 años con el clima de esa época. Ahora tenemos aviones más viejos, no diseñados para el clima futuro. Por lo que creo que el viaje se va a poner un poco “trambólico” (subir y bajar).

Imagen del vuelo comercial de Moscú - Bankok en 2017. Un hombre tirado en el suelo del avión.
Imagen del vuelo comercial de Moscú - Bankok en 2017.

Una de las consecuencias de las que no se habla mucho del cambio climático, es el aumento significativo de las turbulencias. Cada vez más duraderas y violentas, especialmente en vuelos trasatlánticos y en cielos despejados. Ejemplos como el vuelo de Moscú a Bankok en Tailandia en 2017 con heridos graves o el más reciente en 2022 con el vuelo de Hawaiian Airlines que dejó 36 personas hospitalizadas, por una turbulencia severa de 15 minutos de duración ininterrumpida y daños graves en la infraestructura interna del avión, nos lleva a pensar que no son solo casos aislados.

¿Va esto a evitar que volemos en el futuro?

No. O por lo menos no lo sabemos a ciencia cierta. Y no porque los aviones se vayan a caer por la turbulencia, sino porque puede llegar a hacer que vuelos de varias horas, sean simplemente muy difíciles de tolerar. Imagina tratar de dormir en un vuelo de 11 horas hacia Europa donde 3/4 partes del viaje sean turbulencia severa. Hay muy pocas drogas capaces de hacerte dormir en tales condiciones, aunque existen otras que pueden hacerte disfrutar semejante montaña rusa.

No quiero ser pesimista, porque si en algo somos buenos los humanos en no saber predecir el futuro. Por lo que quiero recalcar que no todo está perdido. Como mencioné antes, los fabricantes le deben mucho de sus avances a la NASA (que más que una agencia espacial, es también una agencia climática). El hecho que volemos en vientos turbulentos en esta década no quiere decir que vayamos a seguir haciéndolo en los mismos aviones. 

Por eso Boeing y la NASA, ya se encuentra trabajando en la próxima generación de aeronaves con un diseño de alas mejoradas, más eficientes y robustas. Comenzarán con el primer prototipo en 2028 y esperan ya tenerlos en uso comercial para 2030.

¿Entonces aconsejas volar mientras podamos? No desde la urgencia, sino desde la responsabilidad. Entendiendo que lo que hemos hecho como humanidad en los últimos 60 años, nos va a traer una serie de consecuencias con las que debemos aprender a lidiar. Yo sé que viajaré menos en el futuro, no solo por la turbulencia, sino por decisión propia.

El próximo cambio que vivirá la aviación podemos todavía mitigarlo, y si no hacemos algo, volar será un dolor de cabeza más del que ya es.

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En mi caso, odio cuando sé que ya estoy entrando a Costa Rica porque empieza la turbulencia típica que provoca la Cordillera de Talamanca. Es mi indicativo que faltan 20 minutos para aterrizar.

Por ahora eso sería todo, hasta dentro de 15 días, Mal Turista.

¿Qué significa ser un mal turista?

Cada vez que le comento a alguien sobre qué hice en mis viajes cortos a Colombia, suelo encontrar muecas de desaprobación. Incluso sobre qué planeo hacer cuando viaje a otros destinos más allá de los tres países que gobiernan, para bien o para mal, mi vida en los últimos cuatro años: Costa Rica, Colombia y Panamá.

¿Qué pude decir que provoca casi siempre la misma reacción?

"Viajo a comer."

Tengo dos años de ir a Colombia. En enero de 2020, descubrí Bogotá. Sus calles de ladrillo rojo, vacías por la falta de turistas y locales buscando calor en las playas de Cartagena de Indias, el olor a café de especialidad (del que hablaré otro día). Gente amable en medio de tanto frío y llovizna. 

"Sol con frío no cuenta."

Para ese entonces desconocía las rencillas entre rolos, paisas, costeños y demás regiones del país. Uno que es decenas de veces más grande del que vengo. Detalles que no habría conocido sino hubiera interactuado con "gente local". Término odioso que hace darle a entender a los turistas, que mezclarse con la gente que vive en el país que visitan es posible. Que sentirse uno más es algo realizable en pocos días. Usualmente eso viene con un intercambio económico (como todo lo que agarra el capitalismo).


¿Pero hasta qué punto conoces realmente el país que visitas?

Michael Crichton escribió una novela fue mi lectura seleccionada para mi primera participación en un, y me parece increíble decirlo, club de lectura. Crichton visitó Costa Rica por primera vez con su familia a finales de los años 80. Monteverde, una zona hermosa en el Pacífico, era conocida en aquel entonces por su difícil acceso. Eso sí, los pocos turistas y locales que se aventuraban, obtenian el premio de una playa hermosa y solitaria para disfrutar de la paz y tranquilidad de la costa. Michael llevó a su familia ahí a pasar tiempo juntos, pero lamentablemente, su hija fue picada por algún insecto desconocido que le provocó una severa reacción alérgica. Michael y su esposa se la llevaron lo más rápido posible al hospital más cercano: el de Puntarenas.

Su esposa se quedó con su hija todo el tiempo mientras se recuperaba. El doctor que la atendió, que tenía un perfecto inglés al haberse graduado en Estados Unidos, les ayudó con todo lo que necesitasen. Michael decidió alquilar una habitación en un lugar cercano, y al estar expuesto a tanto, en tan poco tiempo, además de tener mucho tiempo libre, empezó a escribir. En ese cuarto de hotel en Puntarenas, de un evento desafortunado, nació una de las sagas más importantes de la cultura popular: Jurassic Park.

La novela tiene un inicio que es un calco casi exacto de la situación que vivió con su hija, quién se recuperó sastifactoriamente. Crichton alaba en la novela a mi país, lugar que visitó muchas veces con su familia hasta que falleció en 2008, de maneras en las que solamente alguien que se sale del camino amarillo prestablecido al turismo haría.

Si Crichton se hubiera quedado en algún famoso hotel de la capital, o ido a los lugares más visitados de la época, posiblemente el Josué de 6 años no hubiera visto Jurassic Park en VHS, completamente en inglés, y habría deseado con todas sus fuerzas convertirse en paleontólogo.



No hay historias nuevas en caminos recorridos.

Cuando veo la misma foto, una y otra vez de lugares que son turísticos, los hace cada vez menos atractivos para mí. No por ser pretencioso, sino porque pierden el encanto. No hay místerio en lo que ya conoces. Las veces que he recorrido Bogotá y Medellín ha sido caminando. Perdiéndome. Evitando las zonas turísticas lo más posible. Solo ahí es donde puedes hablar con gente que lucha cada día por llevar alimento a su casa, poder pagar sus estudios y alcanzar un sueño.

Pero Josué, ¿ser un mal turista es ir a comer solamente y no disfrutar de las atracciones de un país? No, ser un "mal turista" es alguien que busca darle un valor mayor a su visita. Alguien que busca respetar la cultura, las historias y la calidad de vida de la gente que vive ahí. El turismo tradicional es un producto de consumo. Ir a comer es la forma que tengo para conocer gente nueva, desde quién me atiende hasta quién se sienta frente a mi en una cafetería. Para ser alguien terriblemente tímido con extraños, ha sido muy revelador poder hacer esto.

¿Puedo ser un mal turista si no viajo? Claro, internet también es un mundo para explorar. Llevar valor a otros también es posible, así que aquí no leerás cosas meramente de viajes, sino también de mis viajes en la red. Lo importante es ser consciente, porque nunca sabes que anécdota te cambiará la vida, y como consecuencia, la de otra persona en el camino.

Nos leemos dentro de quince días, malos turistas.


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